Arlette Beltran

Estimados egresados y queridos exalumnos:
Me llena de emoción enviarles estas palabras de felicitación por haber culminado una etapa
tan importante de su vida académica. Fueron 5, 6 años (o un poquito más, en algunos casos)
de mucho esfuerzo y dedicación, de robarle horas al descanso, a la familia y los amigos, pero
les aseguro que valió la pena. Hoy con orgullo puedo decirles “colegas”, y desearles los
mayores éxitos en la vida profesional que formalmente están iniciando.
Ha sido un gusto compartir las aulas con ustedes, poderles transmitir los conocimientos que he
logrado acumular en estos años como docente, pero, sobre todo, aprender mucho de ustedes,
de sus preguntas e inquietudes, de sus experiencias de vida, de su entusiasmo por crecer
profesionalmente. Debo decir, además, que valoro y recuerdo con gran cariño la cordialidad y
la empatía que yo sentía con ustedes, mis alumnos; como les debo haber comentado más de
una vez, ir a clases era para mí un momento de gran satisfacción, en el que dejaba de lado los
problemas laborales y familiares, para abocarme tan solo a la maravillosa tarea de ayudarlos a
aprender. He disfrutado mucho cada sesión de clases, así como de la posibilidad de conversar,
discutir y bromear con ustedes.
Les deseo lo mejor en esta nueva etapa de su vida. Disfruten cada día su trabajo, su desarrollo
profesional, pero también a sus familias y a los momentos que dediquen al descanso y al
disfrute con los buenos amigos, muchos de los cuales los encontraron en las aulas de nuestra
querida UP.
Un fuerte abrazo

Cecilia O'neill

Ante la Ley hay un guardián. Hasta ese guardián llega un campesino y le ruega que le permita entrar a la Ley. Pero el guardián responde que en ese momento no le puede franquear el acceso. El hombre pregunta si es que podrá entrar más tarde. —Es posible —dice el guardián—, pero ahora, no.
Las puertas de la Ley están abiertas, como siempre, y el guardián se ha hecho a un lado, de modo que el hombre se inclina para atisbar el interior. Cuando el guardián lo advierte, ríe y dice:
—Si tanto te atrae, intenta entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda esto: yo soy poderoso.
Cuando mira con más detenimiento al guardián, con su largo abrigo de pieles,su gran nariz puntiaguda, la larga y negra barba de tártaro, se decide a esperar hasta que él le conceda el permiso para entrar. El guardián le da un banquillo yle permite sentarse al lado de la puerta. Allí permanece el hombre días y años. Muchas veces intenta entrar e importuna al guardián con sus ruegos. El guardián le repite siempre que aún no lo puede dejar entrar. El campesino envejece esperando el permiso para entrar. No lo obtiene. A punto de morir le pregunta al guardián cómo es que en todos los años que llevaba allí, nadie más que él había solicitado permiso para llegar a la Ley. El guardián responde:
—Nadie más podía entrar por aquí, porque esta entrada estaba destinada a ti solamente. Ahora cerraré.
Éste es un fragmento de la parábola “Ante la ley”, incluida en el libro “El Proceso”, de Franz Kafka. Jimena, Eduardo, Rolando, Gustavo, Memo, María Angélica, Andrea, Gabriel,
Daniela, Alonso y María Grazia, ¿qué clase de abogados quieren ser? Los conozco y estoy segura de que, sean el tipo de abogado que sean, se van a asegurar de que la puerta para acceder a la Justicia esté abierta y que no sea infranqueable, como denuncia Kafka. Hace unos años, cuando compañeros suyos se graduaban, uno de ellos dijo: “construir nuestra historia es perseguir aquello por lo que nuestros ojos brillan”. Que les brille los ojos no solo por tener un buen trabajo. Que les brille los ojos también cuando sientan que han logrado tocar vidas. Que les brille los ojos de orgullo al decir la palabra más importante en un mundo tan afectado por la corrupción y la injusticia: NO.
Alas y buen viento queridos chicos.

Guillermo Runciman

Jorge Trujillo

Es un honor dejarles unas palabras antes de que, formalmente, den ese salto fuera de los muros de la UP. Hagamos memoria, solo han pasado 5 ó 6 años. Recuerden cómo fue ese día cuando por primera vez pasaron por la puerta de la universidad. Algunos, tal vez,  estaban desorientados buscando el pabellón A, B, D, H, ¡dónde quedará eso! Probablemente otros llegaron, se sentaron en el salón y se sentían solos, sin conocer a quienes estaban en la clase; mientras que otros se reencontraban con muchos amigos del cole. Cada quien vivió ese primer día a su manera. Sin duda, la mayoría de ustedes estaba orgulloso de haber ingresado a la Universidad del Pacífico. Y mírense ahora, están a punto de salir de la UP, tómense el tiempo para observarse, ¿cuánto habrán cambiado desde ese momento?

Tuve la suerte de estar con algunos de ustedes en Marketing Estratégico y luego, al final de su estadía en la UP, he podido estar cerca de todos en Proyecto Empresarial. Veo con orgullo cuánto maduraron, cómo creció la confianza que ahora tienen en sus conocimientos. Me entusiasma cuándo me doy cuenta cómo se están forjando como profesionales.  Entonces, pregúntense, ¿cuáles son los siguientes pasos ?¿qué más tienen pendiente por hacer?

Les espera un mundo nuevo (en el conexto actual es realmente todo diferente) y aun imperfecto, Y ¿saben algo? son ustedes los líderes quienes darán forma al mundo del futuro y, a su vez, dicho mucho los formará. Por lo tanto, me permito proponerles algunos pasos para cuando estén fuera de la universidad: 1. Aprendan a aprender. Desarrollen esa capacidad de absorver, procesar e incorporar constamente los nuevos conocimientos y experiencias y, a su vez, aprender de la aplicación de los mismos. 2. Recuerden que no siempre supieron qué hacer. Más allá de lo que estoy seguro que van a crecer y de los logros que alcanzarán, recuerden que alguna vez en el pasado, estuvieron desorientados buscando un aula en una nueva universidad, tuvieron temor al exponer en clase o, tal vez, simplemente no sabían la respuesta a la pregunta que les hacían. Vuelen alto y mantengan la modestia que todo líder exhibe. 3.  Sean orgullosamente ustedes. Sientan orgullo de ser quienes son y de sus logros. Construyan ese orgullo con los actos del día a día a lo largo de su vida y así, también se sentirán orgullo de ustedes su familia, amigos, colegas y, obviamente, quienes fuimos sus profesores en la UP. ¡Éxitos siempre!

Jose Antonio Caro

Queridos alumnos:

Pareciera que fue ayer nomás cuando simulamos en las clases los debates del juicio de la Discoteca Utopía, el Caso Fujimori, el Caso Aurelio Pastor, también el caso Buscaglia. ¡Imposible olvidarlo! También pareciera que fue ayer nomás nuestra visita a la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema donde pudimos ver las audiencias en vivo y escuchar los informes orales de los abogados penalistas, incluyendo la metida de pata de un abogado que por sentarse en el lugar equivocado, el del fiscal, fue corregido con un llamado enérgico de atención por parte del Presidente de la Sala Penal. Estas vivencias perduran; pues, ustedes, mis queridas y queridos chicos dejaron huellas en este profesor, como también me llena de alegría y orgullo ver a uno de sus chicos convertido en un magnífico penalista, en el penalista de la UP.

Ahora que llegó el momento de iniciar una nueva etapa, con nuevos desafíos, es oportuno reflexionar sobre el significado de nuestra profesión. El vocablo mismo del “abogado” se refiere al profesional que para los romanos era el llamado a socorrer, identificado como advocatus o vocatus ad. Al respecto Carnelutti escribió que sólo al abogado se le ha conferido el privilegio de asociar su actividad con la honrosa semántica del lenguaje constatado en el hecho de que el médico también es un profesional llamado a socorrer, pero a nadie se le ocurriría considerar al médico como su advocatus. Por eso, ser abogado encierra la enorme responsabilidad de abogar y socorrer a quien nos confía un problema, independendientemente de la especialidad jurídica. Y corresponde abogar, queridos alumnos, con el mayor profesionalismo y más elevado estándar ético. Sin importar las circunstancias que les rodeen, jamás dejen de estudiar; recuerden siempre la enseñanza de Couture: el derecho se aprende estudiando y se ejerce pensando. Pero por encima de todo, siempre con integridad e ilusión, que es lo que finalmente nos definirá como personas de bien y espíritu de cambio en nuestra sociedad.

Les deseo muchos éxitos, sean felices, jamás olviden que pueden contar conmigo en todo tiempo.

Con todo mi aprecio, su profesor de Derecho penal,

José Antonio Caro John

Luciano Stucchi

Con la promoción 2020 – I siempre tendremos un vínculo muy especial, pues con ellas y ellos hemos vivido la marca indeleble de la virtualidad obligada a la par que terminaban su etapa de formación profesional. Aunque continuamente hacemos el mayor esfuerzo por darles la mejor formación académica posible, la experiencia que nos llevamos todas/os a raíz de este fenómeno mundial no la hubiera podido anticipar nadie. Espero, de todo corazón, que nuestros esfuerzos y trabajo hayan estado a la altura de lo que ustedes se merecen, pues los recuerdo como un grupo tan especial como diverso, con mucha personalidad, ímpetu y unas ganas de salir al mundo casi incontrolables. Además de los cursos, con ustedes he compartido conversaciones, debates, opiniones similares y discrepantes, investigaciones, asesorías y un aprendizaje mutuo, del que me llevo bastante. Desde el sueño por hacer una investigación sobre un tema personalmente muy querido, una conversación casual sobre un próximo viaje, la entrega de una merecida medalla, discusiones difíciles durante Dinámica —cada uno/a sosteniendo su propio punto de vista—, mi admiración hacia los proyectos y viajes en que se enrumbaron, en sus presentaciones y sustentaciones, en sus asesorías del trabajo final, sus ganas de aportar a la sociedad desde un proyecto de tesis, el trabajo como parte de un mismo equipo, o la posterior colaboración profesional; las dudas, las bromas, las veces que me enseñaron tanto. Cada una/o de ustedes sabe a quién me refiero y por qué. No siempre habremos coincidido, pero lo más importante es que hayamos aprendido. De eso se trata su paso por la universidad, así que llévenselo consigo. El mundo ya está para ustedes.

Manuel Barron

No sé si extrañarán nuestras clases de los lunes a las 7.30a. m. o las madrugadas econométricas, pero definitivamente extrañarán nuestras aulas, la placita, los trabajos en grupo, a sus compañeras y compañeros. Espero que nos extrañen también a nosotros, sus profes, ¡aunque sea un poco!

Ustedes están iniciándose en el mercado laboral en un contexto extremadamente retador, pero sus herramientas técnicas, su poder de razonamiento, y las habilidades que han adquirido en nuestra universidad los hacen resaltar en el mercado. Ahora más que nunca, el país necesita economistas como ustedes, con sólidas herramientas técnicas y con una formación ética intachable. Los felicito y les deseo éxitos en su vida profesional y personal… y como le dijo Yoda a Luke “Comparte lo que has aprendido.”

Roberto Bonifaz

Roberto Escobar

Querida Promoción 2021-I:

Resulta no tan lejana aquellas mañanas en la universidad cuando empezábamos las clases con algunos de ustedes desde muy temprano y con otros a media mañana…y de pronto recibo con mucha alegría la noticia de vuestra graduación!!

Recordaré con mucho cariño aquellas sesiones de clases cuando presentaban sus trabajos grupales y en los debates, luego de concluida las exposiciones, el afán y esfuerzo por sustentar sus propuestas y confrontarlas con sus compañeros…..y de su preocupación de: “….Profe….¿tenemos que usar terno y corbata en la exposición??……” ¡¡Claro que si!!…les respondía, indicándoles que no se preocupen que yo mismo les podría hacer el nudo a la corbata….lindos momentos!!

Para mí es una inmensa alegría saber que concluyeron con mucho éxito esta etapa en su vida personal y estoy más que seguro que lo que sigue para ustedes será aún más prometedora y llena de oportunidades de contribuir y demostrar con el ejemplo a las personas de su entorno laboral y personal que los graduados de la Universidad del Pacífico tenemos la firme convicción de contribuir con el bienestar y la excelencia en las organizaciones.

Felicitaciones y éxitos!!!!

Sinceramente, vuestro amigo

Roberto Escobar-Espino

Vicente León

Empecé junto a muchos de ustedes en la Pacífico. En ese momento la carrera de Finanzas empezaba, y hoy es la carrera que más rápido está creciendo en la UP.

El éxito de la carrera es por ustedes. Ustedes son los embajadores de nuestra carrera y a través de sus logros evidencian la suerte que hemos tenido de desarrollarnos en esta comunidad. Esta comunidad que no solo se distingue porque todos son muy buenos en sus trabajos, si no también porque son hombres y mujeres que van a hacer que el mundo sea un mejor lugar.

A muchos los conozco muy bien, y por eso me siento cómodo diciéndoles que estoy muy orgulloso de ustedes. Los he seguido como profesor y consejero. Los he visto evolucionar de chicos a adultos competentes, audaces, seguros de sí mismos, con el hambre y la habilidad de hacerse dueños del mundo.  Y ahora, empiezan un nuevo capítulo.

Los de ustedes que fueron mis alumnos saben que me encanta citar a Stan Lee y decir «with great power comes great responsibility.» Como egresados de la UP tienen mucho poder, y ese poder se lo han ganado con mucho esfuerzo. Como egresados, les toca transformar ese poder en responsabilidad, transformar ese poder en la energía que va a transformar sus lugares de trabajo, sus comunidades, y su país.